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Nunca viajamos solos

  • Foto del escritor: Naiara Verdun
    Naiara Verdun
  • 22 ago 2024
  • 3 Min. de lectura

Somos seres integrales. Todo lo que “transitamos” está conectado. Las vivencias, son el resultado de esas interconexiones que acaban cuando los latidos dejan de escucharse. Luego quedan los recuerdos, por más profundo que se sumerjan, acaban flotando en el agua para rescatarnos de la parte profunda de una pileta.

No somos sin los otros, si bien cada recorrido es personal y las decisiones son individuales, es complejo y hasta soberbio creer que podríamos solos en este mundo. Esta pandemia hizo que podamos darle valor a lo cotidiano: un abrazo, un beso, compartir un mate y decidir cuándo ir al teatro sin que esto sea un delito.

   Parar y cambiar aquellos paradigmas tambaleantes que quisimos pegar con cinta, para no aceptar que ya no funcionaban. En verdad nunca funcionaron. Ya no sirve el pensamiento alopático que fragmenta al ser, y tampoco existe una pastilla que lo cure todo.

   A veces vibramos más con la luna en tauro, apegados a las vivencias placenteras, a quienes nos quieren y a lo que ya sabemos hacer. Es por ello que a veces someternos al disfrute del poder efímero, se nos plantea como un escenario utópico convincente, al que podemos ir. Siempre hay más cosas luego de aquel límite fronterizo imaginario.   No podría estar en esta parte del camino de no ser por todas esas personas que me tendieron una mano cuando lo necesitaba y más aún por aquellos que lo hicieron cuando no tenía energía para pedirlo.

   La red de contención cercana, como la familia y los amigos nos ayudan siempre. Pero, a veces, cuando estamos lejos y todo se pone cuesta arriba, como las calles madrileñas que no dan respiro, alguien te orienta cuando el celular te abandona, alguien te sube a su auto para acercarte a tu destino de manera desinteresada, personas desconocidas se convierten en tus amigos y muchas familias te reciben en sus hogares para poder mostrarte que hogar es donde uno habita con amor.

   ¡Gracias a vos que me hiciste llegar hasta acá!


Lluvia de verano en Salento, Colombia desde un pequeño refugio. Foto de Leandro Barone.

Trip, nuestro host en Bogotá, Colombia entre las artesanías que vendíamos. Foto de Leandro Barone.

Camping de García Luna. Purmamarca, Jujuy. Argentina. Ahí empezaron a sembrarse las semillas de la escritura.

Pero yo no lo sabía. Foto de Leandro Barone.



Información útil:

  • Couchsurfing (una página para alojarte en la casa de otras personas, sólo por el hecho de generar intercambio cultural). Es una aplicación segura y tenés el detalle de los perfiles para que orientes tu búsqueda: https://g.co/kgs/z94gHJ

  • HelpX (no la utilizamos, pero estuve a punto más de una vez). Esta aplicación es paga y requiere de suscripción para mostrar las direcciones de aquellos lugares que necesitan voluntarios. Hay todo tipo de hogares, propuestas y tareas: https://g.co/kgs/eHqKt3

  • Voluntariados (es algo que hicimos en varias ocasiones durante nuestro viaje). Cada lugar tiene sus condiciones y tareas a realizar. Hemos estado en la recepción, mantenimiento, limpieza, etc. Algunos ofrecen alojamiento, otros suman una comida y algunos todas las comidas.

  • Hacer dedo, pedir un aventón o como lo llamen en tu país (Nos ha funcionado mucho en Ecuador). Requiere de ánimo y paciencia pero es muy interesante como experiencia.

  • Blablacar. Es una aplicación para compartir los gastos con alguien que tiene un vehículo y va en la misma dirección que vos. Tiene un costo menor porque se comparten gastos: https://g.co/kgs/6Xk2HP

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