El carrusel de los hemisferios
- Naiara Verdun
- 22 ago 2024
- 4 Min. de lectura
La primera sensación al llegar a Madrid fue de familiaridad. Me sentí en Buenos Aires, aunque cada una tiene sus particularidades, pero en esencia sí. He viajado a la capital argentina solo de visita, así que mi perspectiva sigue siendo la de una turista, y los ojos de quien viaja ve todo muy distinto de quienes viven allí.
El jet lag no tuvo tiempo para hacer su aparición, porque luego de un tren que tardó siete horas de ir de Rosario a Buenos Aires, un avión que salió desde Ezeiza a La Ciudad de México, con dos horas menos por la diferencia horaria, con una escala de diez horas en el aeropuerto y doce horas en el aire para llegar a Madrid con cinco horas menos que en Argentina. Cada vez que buscaba la manera de subirse al escenario el telón se cerraba por un intervalo. Días después, como un développé que arranca suave y termina directo en la frente achicharrada nos dio el show que tanto ansiaba.
Como toda capital, su imponencia y elegancia de los gloriosos años se notaba en cada detalle. Me llamó la atención la cantidad de puestos de trajes flamencos de todos los modelos y colores en cada esquina. Un show en sí mismos. Esos que para los festivales , Elvira mi primera profesora de danza, se ofuscaba buscando una modista que pudiera hilvanar el de sus sueños.
Entender los códigos de los ciudadanos, que los autos te esperen, respetar el semáforo que se pone en rojo y esperar los 3 minutos que indica el cartel luminoso para ver al metro llegar como las bailarinas que llegan con su rodete perfecto y en horario a su clase de danza. A su vez, el entramado de culturas que existe en un solo lugar, acoge a muchas personas que buscan su espacio en una capital como esta. El mate, el chador, las túnicas y la ropa de moda hacen un juego interesante. Un tango electrónico y un poco de estilo tribal flamenco.
En mi primer encuentro con La Plaza Mayor, me perdí por las callecitas que son todas iguales, pero cuando mirás con detenimiento te das cuenta que son diferentes. Curvas, diagonales y líneas en ascenso que te marcan la secuencia de cada día. Una clase de barra en la que un descuido a destiempo te hace tambalear en la secuencia.
Un sol muy fuerte que acecha a la hora de la siesta, pero hay bastantes lugares con canillas y bebederos para recargar botellas e hidratarse a libre demanda. La bendición del agua potable en un mundo que está en default ecológico ya es todo un tesoro.
Las calles que solo indican una vez su nombre, la cerveza como pan de cada día ya que sale más barato que cualquier otro producto y un sol que cae un poco antes de las diez en el mes de julio. Todo ese escenario me da la oportunidad para moverme desde otra perspectiva, un poco cautelosa pero libre al fin. Todo lo que soy, con lo que alguna vez fui y con eso que ya no quiero ser. Una perfecta merienda con leche de horchata casera y fresca en un atardecer de verano mirando el atardecer en el Templo de Debod donde la Orquesta Sinfónica de Madrid hacía su despliegue en el Día Europeo de la Música.
El paso de los turistas siempre se nota , son más compasivos con su andar. Los madrileños corren como para hacer una entrada en calor que los transporte inmediatamente hacia el metro en un ingreso a escena escandaloso cuando la música ya empieza a sonar. Cada uno empieza a buscar su lugar, y al rato en un canon perfecto encaran hacia la puerta para volver a la superficie. Los que están de vacaciones, comienzan mirando desconcertados todos los carteles que dan información, buscando la más relevante. Nosotros no somos ni los unos ni los otros, esa parte del escenario que es muy adelante para que se ilumine bien y no tan atrás para que se aprecie la secuencia.

Zona Real y la Catedral de la Almudena, Madrid llena de turistas, no importa cuando leas esto. Foto de mi carrete.

Hay que mirar hacia arriba también. Barrio de Lavapiés, Madrid. Foto de mi carrete.

Puente de Segovia, Madrid. Foto de Leandro Barone.
Algunos lugares para visitar en Madrid si venís a una escapadita:
Ir a alguna azotea/terraza/rooftop a la hora del atardecer.
El Templo de Debod, el Parque del Oeste y el Mirador “Faro de Moncloa” también son ideales para ver caer el sol.
Visitar los barrios de Chueca, Lavapiés y La Latina, hay muchas propuestas gastronómicas y sitios para bailar un poco.
Mercado San Miguel, Mercado de San Fernando, Mercado de San Ildefonso y Mercado de San Antón. Ideales para picar algo y degustar tapas.
Visitar El Palacio Real, la Catedral de la Almudena, los Jardines de Sabatini, la Plaza de Oriente y los Jardines del Campo del Moro.
Jardín Botánico y Museo del Prado. Dos lugares que merecen la pena, espacios verdes y arte.
Círculo de Bellas Artes, Puerta de Alcalá y Parque de “El Retiro”, es muy lindo, hay muchos sitios para caminar, bares, la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías, El estanque, Palacio de Cristal y hay una discoteca también.
Casa de campo es muy extensa, pero se puede visitar un sector en Teleférico para apreciar la ciudad desde lo alto.
Madrid Río, una caminata extensa a orillas del Río Manzanares.
Gran Vía, Sol y Plaza Mayor. Sector histórico, comercios y gastronomía.
Si te quedás varios días, El Jardín “El Capricho de la Alameda de Osuna”, “Cerro del Tío Pío”, “Parque de la Quinta de los Molinos” y “Parque Juan Carlos I “ son ideales para caminar y apreciar el paisaje. Es importante que te fijes cuál te queda cerca según tu ubicación si no tenés tanto tiempo.
Feria "El Rastro". Todos los domingos y festivos. Abre por la mañana y cierra entre las 14 y 15 hs. Mercadillo de pulgas, vintage y antigüedades.
Planes visitar los alrededores de Madrid, ideal para hacer viajes cortos en auto o en transporte público: Ávila, Toledo, Segovia, Aranjuez, Torrejón de Ardoz, Guadalajara, San Lorenzo de El Escorial, Alcalá de Henares, Cercedilla
Se pueden hacer muchas más cosas, Madrid tiene rincones preciosos. Para empezar con el pie derecho ahí dejé algunas.
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