Ecdisis
- Naiara Verdun
- 5 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 jul 2024

Amanecer en Guardamar, Alicante.
Se empieza a viajar, mucho antes de realizar la acción… escribí esta oración en un papel antes de hacer el viaje más revelador de mi vida. Recuerdo a mi mente imparable, bailando danzas confusas y emocionales que me dejaban en vela con el cuerpo amedrentado por infinitas hipótesis.
Era la primera vez que no tenía pasaje de regreso. Añoraba mi antigua vida cuando aún estaba ella ¿Cuántas veces pensamos en el mañana, sin darnos cuenta de que el ahora está ocurriendo?
El periplo comenzaba y yo, ya caminaba más lento, mis pies acariciaban el suelo como dando un masaje a la tierra. Aprendí a desglosar las palabras y a saborear las oraciones, me percaté de que cuando permitís una pausa, la letra de la música que te gusta por melodía, decía muchas más cosas de las que percibía en la vorágine cotidiana.
Observar, como esa acción de demorarse con propósito, de enfocar la vista con detenimiento, con inocencia, con ese acercamiento tímido para amigarse con lo desconocido. Observar como convicción, como aventura, como rindiéndose ante el todo. De repente, te dan ganas de sabotear la milésima de segundo, y te parece un gran plan, pero ya no sabe de la misma manera.
El viaje como ecdisis, como un máster, como un camino sinuoso, como un misterio que jamás se revela, que avanza aunque te resistas, que te envuelve y te escupe como una niña a la inmensidad. Todo se ve distinto, al final esa ropa que llevás no tiene sentido, no te entra y ya no la querés, te aprieta y el corazón late mucho más fuerte.

La inmensidad desde el Faro de Santa Pola, Alicante.
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